El presidente Donald Trump encabezó la apertura de un megacentro de detención para migrantes en los Everglades, Florida, una zona pantanosa y aislada que ahora alberga el “Alcatraz de los caimanes”. El sitio está diseñado como cárcel de máxima seguridad para deportar a quienes llama “criminales extranjeros”.
A pesar del espectáculo televisivo, el impacto social y económico es alarmante: comercios vacíos, cosechas sin levantar y redadas en supermercados han generado miedo generalizado. Agricultores y empresarios denuncian falta de trabajadores y pérdidas económicas por las políticas antimigrantes.
Líderes religiosos, incluidos representantes del Papa, condenan la estrategia por ser inhumana. Expertos afirman que ni con más presupuesto se logrará la meta de un millón de deportaciones. La muerte de un detenido de 75 años agrava la crisis, mientras ICE intensifica operativos. “El objetivo es infundir miedo”, declaró un funcionario.