Donald Trump y Elon Musk protagonizaron este jueves una ruptura pública, tras una relación que incluyó respaldo electoral, colaboraciones en el gobierno y contratos multimillonarios. El presidente lo llamó “loco” y el empresario respondió acusándolo de ingratitud y de aparecer en los archivos de Jeffrey Epstein.
Musk, quien apoyó abiertamente la campaña de Trump con 250 millones de dólares, fue jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental. Sin embargo, el distanciamiento comenzó tras críticas al plan de gasto del presidente y culminó con amenazas de cancelar contratos federales con Tesla y SpaceX.
Ambos intercambiaron ataques en sus redes sociales. Musk aseguró que nunca pidió subsidios, mientras Trump insinuó que Musk quería favores políticos. La tensión impactó en la bolsa: las acciones de Tesla cayeron más del 10% tras la disputa.
La ruptura marca el fin de una alianza que unió negocios, política y redes. Para los republicanos, la salida de Musk implica perder a su mayor donante. Para Trump, un nuevo conflicto con un aliado que se convirtió en crítico frontal.